Economía para los que no aprobaban matemáticas

Macroeconomiaenviñetas

por PEDRO ZUAZUA

Para poner en antecedentes al lector: este post es fruto de un experimento que consistía en ver de qué se enteraba un iletrado en materia económica después de leer dos libros que explican la economía a través de viñetas. Uno de los días más felices del autor del post fue el paso a 3º de BUP (hoy 1º de bachillerato), ya que eso significaba cambiar las matemáticas por el griego clásico y abandonar las particulares clases particulares que su hermano, economista, le daba, en el que cada distracción se pagaba con un coscorrón.

James Tobin ganó el Premio Nobel de Economía en 1981 por la teoría de la inversión óptima. Cuando atendió a los medios de comunicación, y ante la complejidad de explicar una teoría económica, decidió utilizar un símil que seguramente todos hemos escuchado alguna vez: “No pongas todos los huevos en la misma cesta”. En los días siguientes hubo muchas bromas sobre aquella frase, ya que la gente entendía que dar un premio Nobel a alguien por decir “no pongas todos los huevos en la misma cesta” era un premio algo excesivo. Pero lo que había logrado Tobin era explicar al mundo entero, en palabras llanas, en qué consistía su teoría.

“La gente tiene muy buena intuición económica, y mis libros tratan de construir sobre esa intuición. Para contarle algo al mundo primero hay que entender al mundo”, dice Yoram Baunam, doctor en Economía Medioambiental por la Universidad de Washington y autor, junto con el dibujante Grady Klein, de los cómics Introducción a la microeconomía en viñetas e Introducción a la Macroeconomía en viñetas (ambos en editorial Debate), dos libros que acercan la economía al ciudadano medio de una forma ligera, amena y con ciertos toques de humor. Tal vez en eso del humor tenga algo que ver el hecho de que Bauman se defina como el único econohumorista del mundo. Su foto de presentación, en la que sale partiéndose de risa, y el vídeo Principios de la economía, que ya tiene más de 1.100.000 visionados en Youtube, en el que los que se parten de risa son los oyentes, confirman que este americano alto y de cara risueña sabe reírse de su profesión.

Microeconomia-viñetasDos conceptos interesantes para aprender de microeconomía: optimización y egoísmo. “Cada persona se centra en sí misma, pero es más una cuestión de miopía que de otra cosa”, explica Bauman, “sólo miramos la parte que nos interesa. Ese egoísmo lleva a un bien general de la sociedad, porque la hace evolucionar, pero ese egoísmo también nos puede llevar a lo que se conoce como la Tragedia de los comunes”. ¿Qué es la tragedia de los comunes? Según explica el libro, la Tragedia de los comunes están perfectamente representados en los atascos, provocados por el particular egoísmo de todos los que quieren ahorrar tiempo para llegar a trabajar en su propio coche sin pensar que, si todos cogiéramos el bus, llegaríamos antes, podríamos ir leyendo EL PAÍS en el trayecto y, además, estaríamos ayudando al medio ambiente.

“Cuando oyes la palabra Economía lo primero que piensas es que es un coñazo y que es difícil de entender. Pero si logras que la gente vaya entendiendo lo que lee, la motivación aumenta. Algunos dicen que contar la economía en viñetas es para niños, y no me parece una mala idea. Que te cuenten algo de forma sencilla y agradable es mejor que tener que hacer una investigación” asegura el autor, que añade otro dato importante: “desde hace algunos años, el lenguaje económico se ha incorporado a la vida cotidiana. Antes de la crisis, nadie hablaba de economía, ahora parece interesarle a todo el mundo”.

Ambos volúmenes recorren la manera en que la economía afecta a nuestras vidas (micro) y al planeta (macro) aportando además un contexto histórico que hará que el lector poco ilustrado en la materia sepa por fin quién es el famoso Keynes, qué es el intervencionismo o por qué, en contra de lo que podría ser lógico, los gobiernos no pueden ponerse a fabricar más dinero como locos para paliar las crisis.

Los libros afrontan también ese miedo humano a que las máquinas y la tecnología terminen por hacer la mano de obra humana innecesaria. A pesar de la continua evolución de la industria, Bauman tiene claro que los puestos de trabajo aparecerán en algún lado: “Da miedo pensarlo, pero hay que tener esperanza en que los puestos de trabajo aparecerán. Antes la gente tenía doncella, cocinero y alguien que se dedicaba sólo a lavar los platos, ahora hay lavavajillas. La imaginación humana es infinita, y para la gente con acceso a educación y con valores todo va a ir bien”.

El volumen de macroeconomía es también un repaso a la historia de las relaciones económicas entre países. “Se dice que los economistas conducimos mirando por el espejo retrovisor”.

-¿Y entonces quién nos va a avisar de lo que está por venir?

“Podemos aprender del pasado, pero obviamente siempre hay cosas inesperadas. Lo que pasó en 2008 nadie se lo esperaba, pensábamos que la recesión era historia y de repente… ¡Mierda! ¿Y ahora cómo lo arreglamos?”

– ¿Y cree que hemos aprendido la lección?

“Hemos aprendido la lección. Seguramente no todo, pero sí al menos a ser más cuidadosos con los bancos”.

-¿Cree que el capitalismo seguirá existiendo en 50 años?

“Le apuesto lo que quiera a que sí”.

Tal vez la parte más inquietante de los libros sea la que habla de la Mano invisible. Según esa teoría el ser humano se ve llevado a promover un fin que no formaba parte de su intención y, al perseguir su propio bien, logra con frecuencia el de la sociedad. Es decir, que la economía funciona muchas veces con el egoísmo como motor, pero todo termina saliendo bien gracias a un ente que no se sabe si es ente o qué. Uno se imagina a los economistas, ante una crisis, rezando al pequeño altar de la Mano invisible, para que arregle de nuevo las cosas. “No es tan exagerado como eso, pero es maravilloso que la Mano invisible funcione tantas veces. Somos afortunados de que así sea”.

Una de las últimas viñetas del libro de Macroeconomía enseña un autobús que circula a toda velocidad. Se supone que es el mundo. Una señora muestra su preocupación cuando se da cuenta de que no va nadie al volante y un economista intenta tranquilizarla explicándole que de eso se encarga la Mano Invisible. Muy visual el ejemplo. Y muy tranquilizador, sin duda.

Fuente: http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2013/07/la-economia-con-letra-y-con-dibujos-entra.html

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