Recuperan suelos con acacias

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Las acacias, un grupo de arbustos espinosos, podrían ayudar a recuperar suelos degradados y recuperar tierras de cultivo, revela un estudio del Centro de Investigación y Estudios Avanzados Irapuato.

Lejos de estar a merced de organismos que lleguen a polinizarlas o a alimentarse de ellas, estas plantas pueden llegar a esclavizar a sus invitados y hacerlos tan dependientes de ellas que las defienden «a capa y espada», como se dice comúnmente.

Martin Heil, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados Irapuato, ha estudiado cerca de Puerto Escondido, Oaxaca, la relación entre la acacia y 12 tipos diferentes de hormigas que, una vez instaladas en la planta, no permiten que ningún otro insecto se instale en la planta.

El trabajo del investigador de origen alemán le ha llevado a revisar tanto las sustancias producidas por la planta como la estructura anatómica de las hormigas y lo que encontró es que las savias producidas por ésta hacen que los insectos pierdan la capacidad de procesar un azúcar y las hace completamente dependientes de ella.

Si una hormiga deja el nido podrá sobrevivir solamente siete días sin su hogar para luego morir, al contrario de otros insectos que fácilmente se adaptan a entornos diferentes.

¿Pero esto cómo ayuda a los cultivos? Aun cuando se trata de una investigación básica, Heil y su equipo de especialistas consideran que podría ayudar a remediar suelos, pues las acacias son plantas muy invasoras que no requieren de muchos nutrimentos para sobrevivir, pero su presencia forma sustratos que revitalizan la tierra donde se encuentran.

«Hemos encontrado zonas donde el suelo ha estado muy dañado y ya no se puede cultivar nada. Cinco años después regresamos y está lleno de acacias de cuatro o cinco metros, además, son muy resistentes a la contaminación», precisó Heil.

De hecho, en Malasia existen plantas similares, llamadas macaranga, que son empleadas para rescatar suelos donde han sido plantadas palmeras y cuyo suelo se transforma en veneno por la cantidad industrial de insecticidas utilizados.

En el caso mexicano, la acacia puede colonizar una vez el suelo, pero cuando termina su ciclo de vida es retirada y en su lugar es posible sembrar otro tipo de plantas que sean comerciales.

Campesinos en Oaxaca que han visto el trabajo de Heil han comenzado a escuchar al investigador alemán sobre su labor en México y a poner atención al comportamiento de las hormigas y su dependencia de la planta.

«Algunas personas se han acercado a nosotros. Una vez una persona nos quiso vender sus tierras porque ellos ya no las cultivan, inclusive se ofreció a quitar todas las acacias para que podamos plantar algo, pero les hemos dijimos que era lo último que queríamos que hicieran porque esas plantas son nuestro objeto de estudio», narró divertido Heil.

Advertencia olorosa

El trabajo con las acacias del doctor Martin Heil le ha llevado a estudiar otros mecanismos de defensa o comunicación entre las plantas y encontró que cuando una planta de frijol ha sido atacada por algún tipo de parásito o microorganismo, emite cierto olor que advierte a sus «vecinos» que es necesario cuidarse.

«Nadie sabe dónde está la nariz de las plantas, pero es un hecho que pueden percibir el aroma y aumenta su nivel de defensa, lo que tiene un efecto benéfico en el campo de cultivo», explicó Heil.

Ante el posible daño la planta de frijol, algodón, peras, manzanas y otro tipo de árboles frutales producen néctar que atrae a hormigas que lo defienden de otras plagas como escarabajos, llevando a utilizar menos insecticidas.

Fuente: http://www.reforma.com/ciencia/articulo/721/1441940/

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